domingo, 4 de julio de 2010

OTROS ALIADOS: LOS COLÉMBOLOS


Colémbolos (hojas, cartón, pasto compostado)
Para quienes tenemos el hábito y el placer de la jardinería, siempre indagando, observando con detenimiento cada tarea u objeto que vemos o tocamos, esto seguro no es novedad.
Cuando estamos agachados, sentados o de cuclillas, abonando y carpiendo, transplantando, sembrando...podemos apreciar, aguzando la vista cerca del suelo, una biodiversidad maravillosa que se halla en la superficie, junto a la hojarasca o debajo de ella. Algunos grandes como una lombriz (gris de tierra); o muchos de ellos muy diminutos y sólo se distinguen porque los vemos caminar. Con la ayuda de una lupa distinguiremos, por ejemplo cuántas patas tienen, si poseen antenas, etc. y así los podremos clasificar taxonómicamente. Ejemplo de éstos, son los ácaros que, de color castaño claro o algunos hialinos, son predadores de otros organismos. EN UN JARDÍN CON SUELO DESNUDO Y SIN ABONO, ES MUY DIFICIL ENCONTRAR LA BIODIVERSIDAD MENCIONADA.
Pero en un jardín abonado y muy orgánico, encontraremos uno de los aliados más prolíficos y cosmopolitas: los COLÉMBOLOS. Son insectos (Artrópodos, hexápodos) primitivos que viven en la Tierra hace más de 400 millones de años, adaptándose a diversos ecosistemas, desde la superficie hasta 1,5 m de profundidad. Se pueden encontrar, en 1 m2 de suelo, más de 10.000 insectos y tienen la particularidad que saltan, por medio de una palanca de dos puntas, bajo el abdomen que los hace saltar por el aire hasta 15 cm. de altura, lo que equivaldría para un ser humano, sobrepasar la torre Eiffel.
Son buenos indicadores de la naturaleza, del nivel de actividad o de las modificaciones eventuales de un suelo.
Es frecuente encontrarlos en hojarasca, corteza de árboles, hongos, nidos de insectos sociales (hormigas, termites), aves y mamíferos, como así también en epífitas y cuevas.
La humedad y la temperatura son factores determinantes del hábitat óptimo de los colémbolos, ya que influyen en la tasa de reproducción y crecimiento de los individuos y en su distribución vertical a lo largo de un perfil.

Los animales del suelo son reguladores de los procesos de degradación de la materia orgánica, estableciéndose unas relaciones complejas entre los microartrópodos y la microflora. Esta simbiosis microfauna-microflora tiene como resultado una más eficaz degradación total de la materia orgánica (Butcher et al., 1971; Vannier, 1980; Petersen y Luxton, 1982; Cancela Da Fonseca y Poinsot, 1983).
Los colémbolos participan en la actividad microbiana de los suelos de varios modos:

* Fraccionan y trituran los restos vegetales. Esta acción mecánica es primordial para aumentar la superficie de implantación de la microflora.
* Participan directamente en la formación de sustancias húmicas (humus coprógeno) que forman agregados complejos en los que se encuentran íntimamente mezcladas la materia orgánica y la fracción arcillosa del suelo. Además, las heces estimulan el crecimiento de gérmenes microbianos.
*Participan en el control y dispersión de los microorganismos, ya que los materiales que ingieren son imperfectamente digeridos.

Se puede concluir que, una gran parte de los Colémbolos edáficos son coprófagos, alimentándose de deyecciones de otros animales del suelo, fundamentalmente ácaros.

CONCLUSIÓN: Cuanto más materia orgánica posean los suelos, en superficie, mayor será la actividad biológica del mismo, por la gran biodiversidad que permite albergar y el consecuente enriquecimiento del sustrato.
¡Haga la prueba!, no descarte más los residuos orgánicos aprovechables. Cubra los espacios libres de su patio, jardín o parque, con hojas caídas y pasto cortado (césped) y verá los resultados.

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